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cielo durante tal oración, de lo que hicieron los gatos la noche de la partida de la caravana, y
de lo que más tarde fue hallado en la choza bajo los árboles oscuros en aquel patio repulsivo.
Y por fin los lugareños aprobaron esa señalada ley que es comentada por los
mercaderes en Hatheg y discutida por los viajeros en Nir; a saber, que en Ulthar nadie puede
matar a un gato.
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